jueves, 9 de junio de 2011

¿DÓNDE ESTÁ LA CÁMARA? (Parte 1)

A todos nos ha pasado que hemos sufrido alguna vez el Síndrome “Inocente, inocente”, que consiste en tener la sensación de que uno está siendo grabado y de que el entorno se conjura para gastar una broma pesada.

Recuerdo algunas situaciones que parecían sacadas de un programa de cámara oculta y que aún espero ver en televisión, aunque no hubieran acabado con una palmadita en la espalda y un “Ha sido todo una joda de Videomatch”.

Sean Connery tuvo esa misma sensación cuando estaba haciendo las pruebas de vestuario para esta peli.

Os cuento una de esas experiencias (el tema da para varias entradas, seguro).

Nunca he sido muy amigo de ir a revisiones de exámenes en la Universidad, pero en la asignatura más coñazo de la carrera, Geología, tenía un 4,8 y la idea de no tener que estudiarme otra vez las rocas metamórficas denominadas genéricamente cornubianitas, Gutiérrez que le veo, era demasiado tentadora. Así que me planté en la revisión.

Lo malo es que era de 5 a 6 y a las 3 había empezado la Cata de Medicina. A la hora de acercarme al despacho del profesor de Geología llevaba ya un mareíllo de lo más curioso. Tomé aire, me abofeteé las mejillas para espabilarme y llamé a la puerta, ignorando que estaba a punto de vivir una de las experiencias más bizarras y surrealistas de mi vida. Sabía que el tipo, que lucía una barba de Profesor Bacterio que le daba un aspecto de sabio loco, tenía fama de excéntrico pero lo que me pasó fue demasiado. La conversación fue más o menos así:

- Buenas tardes, venía a la revisión del examen.

- ¿Sí?... Pues qué rollo, ¿no?

- ¿Perdón?

- ¿Te gusta la ópera?

(Decir que estaba desconcertado era poco. ¿La ópera? ¿Y si me habían puesto droja en el Colacao, digo en la Cruzcampo?)

- Pues no especialmente, la verdad.

- Ya… (se quedó pensativo casi un minuto). ¿Qué sabes de Rigoletto?

(De ópera tengo conocimientos básicos tipo Trivial Pursuit edición infantil, pero algo había que decir).

- Pues sé poca cosa, la verdad… A ver, Rigoletto es de Verdi, está basada en una obra de Víctor Hugo, aunque no estoy muy seguro, y en el tercer acto se interpreta “La Donna è mobile”.  Ah, y Rigoletto es un jorobado, pero de la trama ni idea. Y no sé nada más.

(La confesión de mi analfabetismo operístico le debió hacer gracia porque se le cambió la cara).

- Pues sí, está basada en la obra de Víctor Hugo “Le roi s’amuse” (El rey se divierte). La acción se desarrolla en Mantua, en el siglo XVI. Es una historia increíble de pasión, engaño, amor filial y venganza. (Y me contó la trama en 10 minutos)

- Qué interesante – dije tratando de disimular el sueño que me estaba dando la cerveza.

- Mi parte preferida es cuando Rigoletto entona el “Cortigiani, vil razza”, los pelos de punta, vamos.

Y va el tío y se pone a cantar. A cantar ópera a grito pelao. A cantar ópera como si no hubiera un mañana. Los primeros 2 minutos le escuché con una sonrisa, a los 10 ya estaba mirando la hora de reojo sin dar crédito y tras 45 minutos de bel canto, que iba intercalando con disquisiciones machistas sobre el carácter voluble de la mujer, ya estaba a punto de levantarme, irme y dar por perdido el aprobado. Vivir una cosa así sobrio desconcierta bastante, pero con las cervezas que yo llevaba en el cuerpo, la sensación era indescriptible.

“La donna é mobile” se traduce por “La mujer es voluble” y no como alguno piensa: “Mi novia es de Movistar”.

Lo mejor de todo es que el tipo interpretaba a todos los personajes, usando lo primero que encontraba en el despacho como atrezzo: un paraguas para imitar la espada del Duque de Mantua, un chaleco para hacer el pelo de Gilda (la hija de Rigoletto) a modo de peluca (ahí me mordí los nudillos para reprimir una carcajada), etc. Lo mismo hacía de mezzosoprano que de bajo o tenor. Para llevarlo a Lluvia de Estrellas al cabrón, vamos.

Se subía encima de la mesa para recalcar los momentos cumbre de la obra. Se apasionó tanto con “Maledizione”, que con los aspavientos casi se cae de la mesa dos veces.

Al final acabé pillándole el punto a la representación. Hubo aplausos durante 10 minutos y salió a saludar 3 veces. Ya en serio, la cosa terminó bien. Remató el tercer acto brillantemente, aunque en el apuñalamiento de Gilda lo noté flojito, no había suficiente tensión dramática y la voz le falló un par de veces, soltando unos gallos un poco ridículos.

Después de casi una hora en la que no abrí la boca más que para tratar de disimular algún bostezo, me dio la mano y me soltó un “Muy bien, da gusto hablar con alguien que sepa escuchar”. Sacó mi examen, lo revisó por encima y me plantó un 5. Me lo merecía. Qué coño, me merecía matrícula de honor después de aquello. 

8 comentarios:

  1. Eres un fiera. Qué GRANDE eres!! Te acuerdas de las maclas??

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  2. Cualquier persona que haya estudiado en la ETSIAM sabe de lo que hablas!!

    JL

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  3. Pepa: Las maclas...brrrr, escalofríos.
    JL: Y no he contado la anécdota más jugosa de ese señor XD

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  4. El señor Monte... Verdi es uno de esos profesores que aportan a nuestra formación muchas más anécdotas que conocimientos sobre su materia. Recuerdo que en mi primera clase de Geología me quedé toda la hora con el boli en la mano y el folio en blanco. Nos enseñó una piedra y pasó la clase contándonos cómo había escapado por los pelos de un perro que lo persiguió cuando fue a cogerla. La gente le seguía el rollo y allí nada más que faltaban unas cervecitas y un aprobado general. Las pelis de Buñuel, un reality al lado de aquello.

    Pascu.

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  5. ...Y es que la ópera es tan socorrida en los despachos de los profesores...recuerdo uno que tenía en la facultad (que se pasa de vez en cuando por el trabajo)que cuando le dije mi nombre se puso a cantar una estrofa de una opera de Alessandro Scarlatti...que a mi no me sonaba ni el nombre(si mi incultura en este tema es total)...incluso me dijo que me iba a preparar unos temas y me los iba a grabar en un cd...y que vas a decir:" Si señor, me encanta...la tengo de alarma en el teléfono!"

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  6. Pascu: Si yo te contara...pero hay cosas que mejor no poner en el blog.
    Pimpampum: ¿Te llamas Griselda?

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  7. jajajaja, me muero!!!
    No te puedo creer...que pedazo de experiencia, porelamordedos!
    La única vez que fui a yo revisión de exámen en la facultad, pensé que mataba a la energúmena, mejor que me hubiera cantado...o a lo mejor también la hubiera matado...nos hizo pasar a dos a la vez para revisarnos mutuamente, los exámenes...y decir, delante de ella, si merecíamos subirnos la nota o no!!!
    Mucho mejor la ópera, dónde va a parar...que arte!!
    Me imagino tu cara y tu todo...madre mía!

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  8. Vaya has elegido como duque de Mantua a mi adorado Juan Diego Flores y no al pesado de Pavarotti.¡Qué buen gusto!

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