NOTICIA FALSA: AVISTAN UN USUARIO DEL CARRIL BICI

Como estoy de vacaciones en mitad del campo ahora mismo, he dejado esta entrada programada. Es mi primera Noticia Falsa, publicada en el Córdoba Información. Espero que os guste.

AVISTAN UN USUARIO DEL CARRIL BICI

El Observatorio del Carril Bici de Córdoba ha informado esta semana de un hallazgo sorprendente: sus técnicos han detectado la presencia de un usuario del carril.

Lo extraordinario del avistamiento –comenta uno de los técnicos responsables del seguimiento- es que se trata de un usuario reincidente. Hasta ahora sólo habíamos avistado a los llamados ciclistas arrepentidos, que son personas aparentemente normales, en pleno uso de sus facultades mentales que, en un acto de inexplicable locura, en un impulso irresistible, se compran una bicicleta y un equipo completo (casco, coderas, maillot, pulsómetro, etc.). Se disfrazan de deportistas sin serlo y se lanzan inconscientemente, generalmente un sábado por la mañana, por el carril bici. 

Tras llegar a casa a punto de escupir los higadillos, guardan la bicicleta en el trastero y quedan psicológicamente marcados de por vida por el incidente. No es posible comentar el Giro de Italia, la Vuelta a España o nombrar a Induráin sin que una mueca de disgusto se dibuje en su rostro. Algunos casos extremos se producen en ciclistas arrepentidos que durante años se han manifestado al grito de “¡Carril bici ya!” y toman conciencia de que han desperdiciado sus años de juventud luchando por un falso ideal.

El caso detectado esta semana en Córdoba es doblemente meritorio al tratarse de un ciclista que, además de ser reincidente, circulaba por la Avenida de América, donde una serie de farolas estratégicamente colocadas en mitad del trazado cada diez metros trata de impedir el paso a los ciclistas. Desde la Administración están haciendo todo lo posible por limitar este fenómeno de los molestos ciclistas y, con el propio diseño del carril, denominado “recorrido fragmentado”, se trata de dificultar al máximo esta actividad. La cuestión consiste, al contrario que en ciudades europeas con tradición ciclista, en colocar el carril bici de forma aleatoria en calles no conectadas entre sí de forma que se entorpezca el tráfico y se ponga en peligro tanto a peatones como a conductores y ciclistas.