miércoles, 22 de febrero de 2012

EL CASO WITTELBERG VII: LOS COQUETEOS CON LA ARISTOCRACIA


En no pocas ocasiones hemos leído que Wittelberg se acercó a la aristocracia de Valcañete movido por intereses poco claros. Se ha hablado sin descanso de su afán por introducirse en los elitistas círculos de la nobleza europea y se ha señalado con el dedo acusador al artista, tachándolo sin conmiseración de frívolo, esnob e incluso “trepa”, si se me permite la expresión.

Ciertamente, no podemos negar el interés que demostró Wittelberg en hacer amistades entre la aristocracia, pero su propósito tenía, en cierto sentido, una dimensión artística puesto que éste no buscaba otra cosa que un mecenas (me permito recordarte, amable lector, que Wittelberg se hallaba al borde de la ruina en aquellos días y al mismo tiempo latía su pluma con fiebre creadora).

Nuestro protagonista llegó con el paso del tiempo a tomarles cariño a los nobles, llegando incluso a dedicarles un ensayo en el cual, influido por las teorías comunistas de Wittelberg Senior, trataba de despertar en la aristocracia “conciencia de clase” (con poco éxito, por cierto).

Introducirse en la Corte no le resultó nada fácil a nuestro amigo. Los comienzos fueron arduos y a veces caía en la desesperanza. Trató infructuosamente de ser invitado a alguna fiesta o reunión social de alta alcurnia, como la puesta de largo de Isabelita del Fresno, la romería del toro embolao o la procesión del Cascamoñas, celebradas todas ellas con gran boato en la residencia del Conde de Albatera. Finalmente, tras trabar amistad con el Marqués del Franco Condado, llegó a asistir a una de aquellas fiestas.

Desde un primer momento trató Wittelberg de deslumbrar a los demás en la reunión. Exhibió sin pudor sus conocimientos de música, historia, política, religión y pretecnología, sin despertar gran entusiasmo entre los congregados.

Durante su disquisición acerca de la naturaleza del alma y el concepto de impelencia, logró momentáneamente captar la atención de todos, pero no fue más que un oasis de efímero interés en el desierto de tedio en que se estaba convirtiendo la reunión a cada minuto. Ligeramente abatido, decidió quemar el último cartucho... y logró sorprendentemente su propósito. El magistral despliegue de chistes de leperos y ruidos corporales (habilidad esta última adquirida en sus años en un internado suizo), le abrió de par en par las puertas al mundo que anhelaba, despertando entre la concurrencia un hondo sentimiento de respeto y admiración hacia su persona. El Conde de Albatera llegó a quedar gratamente impresionado por la capacidad de Wittelberg de eructar el himno nacional de Liechtenstein, sin tomar aire en ningún momento.

El artista, día a día, y fiesta a fiesta, se fue haciendo un hueco de honor entre la más rancia aristocracia. Disfrutaba enormemente en aquellas veladas, donde se discutía apasionadamente de política, lógica aristotélica y filosofía, y se celebraban acrobáticas orgías con la cuadrilla del bombero torero.

Todo marchaba viento en popa, incluso se rumoreaba que un importante fabricante de monóculos iba a patrocinar las obras de teatro que Wittelberg tenía en mente, pero, desafortunadamente, sus proyectos se torcieron.

“El incidente”, como fue denominado por la prensa local, sucedió en la presentación en sociedad de la prometida del Conde Albatera, la bella y caprichosa Marquesa de Peralta. Wittelberg, alma enamoradiza, quedó deslumbrado por su porte regio, sus ojos azules y sus enormes patillas. Encarnita quedaba entonces muy lejos en su recuerdo.

A ella le conquistó su gracia y donaire y la interpretación que hizo Wittelberg de “La cabalgata de las Valkirias” silbando con un peine. Tras intercambiar algunos gruñidos, Wittelberg y la Marquesa se escondieron tras unas cortinas para poder conversar lejos de miradas indiscretas. El Conde de Albatera, que no había quitado ojo a su prometida, los siguió y, tras descorrer las cortinas y ver a su amigo chupando los dedos de los pies de su amada, creyó morir de celos.

Enfrentados por el amor de la Marquesa, los dos amigos decidieron que no había más salida que batirse en duelo, provocando de camino, las desgracias nunca vienen solas, la retirada del mecenas oculista, que no quería verse mezclado en tal escándalo.

El padrino de duelo de nuestro protagonista no pudo ser otro que el bueno de Van der Havoc, que a la postre decidiría la suerte de aquella disputa al quedarse dormido, no pudiendo, por tanto, llevar las armas al Campo del Honor.

El Conde estaba decidido a batirse aún sin armas (tal era su afán de venganza), por lo que el duelo se celebró finalmente a cabezazos.... a cabezazos y a primera sangre. Tras cuarenta interminables minutos en los que los duelistas cruzaron sus frentes a golpe limpio, el Conde introdujo su mano en el bolsillo de la levita para buscar un pañuelo con el que secarse el sudor, cortándose con un abrecartas, con lo que duelo terminó felizmente para Wittelberg. Algo mareado por los cabezazos y exultante por su triunfo, nuestro protagonista corrió a buscar a la Marquesa, a la que no pudo hallar en ese momento ya que estaba haciéndose las ingles.

La relación con la Marquesa no fructificaría finalmente, aunque, eso sí, sirvió para que Wittelberg publicara un par de obras a cuenta de su amiga.
(Continuará)

Capítulos anteriores de Wittelberg, aquí.

domingo, 12 de febrero de 2012

UNA DE MAFIOSOS

Gaspare Spirelli entro en el "Viuda de Martínez Rosales jazz club", con gesto preocupado. Su capo, Silvestre Rigatoni, el gran jefe, le había mandado llamar y el hecho de desconocer el motivo de la cita le ponía muy nervioso. Cuando la mafia llama a uno a las tres de la madrugada, no puede ser para algo bueno.

Pidió una mesa al fondo del local para esperar a Don Silvestre, en un lugar donde poder hablar sin ser molestados. El local estaba iluminado por una tenue luz roja, la orquesta tocaba alegremente y la gente parecía divertirse.

Bastante alterado, pidió un whisky con soda y sin hielo, para tranquilizarse y comenzó a morderse las uñas. Pasaban los minutos y la impaciencia se apoderaba de él. Pidió una soda sin hielo y sin whisky.

A los 45 minutos le estaba mordiendo las uñas al camarero, pues ya no le quedaban suyas propias, y cuando se disponía a pedir un hielo sin whisky sin soda y sin vaso apareció el capo, con cara de pocos amigos, acompañado por sus guardaespaldas, Rocco 'La roca' y Enrico "El analfabeto funcional", y por Tony, un decorador de interiores al que llamaba “Churri” y al que siempre llevaba a todas partes.

- Siéntese, por favor, Don Silvestre.- dijo Gaspare con sumisión y sin atreverse a mirarle a los ojos. Todos tomaron asiento en la misma mesa.

- No necesito tu permiso para sentarme, Gaspare.- respondió el capo, con una enigmática sonrisa.

- Lo siento, no era mi intención ofenderle- Spirelli penso que algo malo debía haber hecho para que su jefe estuviera tan susceptible.

- Si hubiera sido tu intención ofenderme, créeme, no estarías ahí sentado.
Gaspare estaba temblando pese a estar acostumbrado al estrés que sufren los delincuentes en horas de trabajo. Pensó decir algo, pero finalmente decidió callarse y esperar.

- Te preguntaras porque te he mandado llamar. Se trata de un asunto muy serio, que puede comprometer a la familia. Rocco, Enrico, churri, dejadnos solos.

Los tres se levantaron y se encaminaron diligentemente hacia la barra.
Gaspare tenia la espalda empapada en sudor y el corazón le palpitaba muy rápido. Don Silvestre le miraba con ojos penetrantes.

-    Yo... yo no sé que he podido hacer para deshonrar a la familia. Juro por la salud de mi suegra que no lo sé.

-    ¿No lo sabes? Pues yo sí. Has cometido un error muy grave, muy, muy grave. Puedes provocar una guerra y eso no es una cuestión que haya que tomarse a la ligera. Los asuntos dentro de la propia familia se resuelven cuchillo en mano, es la nueva moda, pero entre familias rivales las diferencias se aclaran a tiros. Y las balas no son buenas para la salud. En Chicago, en estos años 20, los conflictos no se arreglan a la vieja manera siciliana, los tiempos han cambiado. ¿Conoces esa tradición? No, claro que no. Los jóvenes de hoy día solo pensáis en frivolidades. Te lo voy a explicar, Gaspare. En Palermo, cuando dos familias se enfrentaban por un problema, los testi di famiglia se reunían y se creaba un grupo de trabajo con un equipo multidisciplinar. Cada uno exponía sus puntos de vista, miedos y frustraciones y, con la ayuda de un psicólogo de la escuela freudiana, se extrapolaban conclusiones provisionales, que había que verificar mediante la aplicación empírica de la matriz de las posibles soluciones, en un marco determinístico y cognitivamente invariable. Pero esto ya no funciona así... Ya no hay respeto.

-    Entiendo, Don Silvestre, pero sigo sin conocer cuál ha sido mi falta.

-    ¿Te he dado permiso para hablar?- El jefe mafioso estaba molesto por la interrupción, pero no demasiado enfadado.- Has cometido una equivocación. Has desafiado públicamente al vicepresidente de la A.P.A del colegio de educación primaria Abraham Lincoln.

-    ¿Yo? ¿Cuándo?- Gaspare estaba perplejo.

-    En la reunión de padres de alumnos votaste en contra de su propuesta de jornada continua para los escolares menores de 10 años.

-    Es que mi hijo dice que tantas horas seguidas le van a cansar mucho.

-    Que tengas razón o no es lo de menos.- El capo pellizcaba la mejilla de Gaspare, que estaba pálido.- La cuestión es que a la A.P.A no se debe llevar la contraria. El padre de Billy Mantegna, el aparejador, también votó en contra y ahora lleva con unos zapatos de cemento. Lo despidieron del trabajo y no puede comprarse unos de piel. No sabes como son esos tipos ni como se las gastan. Después del colegio de abogados y los farmacéuticos, es el grupo con el que hay que tener más precauciones.

-    Supongo que estoy perdido.- suspiro Gaspare.

-    No te habría contado todo esto si fuera a matarte para congraciarme con ellos. Me caes bien, hijo, sé que no obraste de mala fe. Quiero que mañana vayas a hablar con el vicepresidente y que le pidas disculpas. Dile que todo ha sido un malentendido y que le muestras nuestro respeto. Y ándate con ojo, la próxima vez no habrá clemencia.


-    Gracias, Don Silvestre.- dijo Gaspare, besando la mano de su jefe.

Al día siguiente, a primera hora, se presentó en el despacho en cuestión. Llamó a la puerta suavemente y una voz ronca surgió del interior.

- Adelante.

-    Perdón, creo que me he equivocado.- Gaspare observo que aquel hombre no era el que él recordaba.

-    De ninguna manera. Seguramente buscara al vicepresidente de la A.P.A.- Spirelli asintió con la cabeza.- Yo ocupo ahora el cargo. El anterior vicepresidente sufrió un desgraciado accidente. Se disparo en la espalda 7 veces por error. Al parecer estaba limpiando una pistola sin huellas que se encontró en un callejón oscuro.

-    Ah... En tal caso le presento mis respetos.

-    Siéntese, siéntese. Me gusta llevarme bien con las distintas familias.- Sonriendo, el nuevo vicepresidente le tendió la mano para que Gaspare, que por fin respiró aliviado, la besara.


sábado, 4 de febrero de 2012

SE MUDA DE CASA TRAS COMPRAR LAS OBRAS COMPLETAS DE CÉSAR VIDAL

En ocasiones, suscribirse a una colección puede acarrear trágicas consecuencias. Javier R. se encuentra en una situación desesperada, tal como ha confesado en exclusiva a nuestro periódico.

“Todo empezó hace unos ocho meses, cuando decidí comprar las obras completas de César Vidal. Soy muy aficionado a los coleccionables. El año pasado completé “Pinzas del mundo”, Amenazas de muerte de colección” y “Calcetines de lana de películas de Julio Medem” y pensé en continuar con mi afán coleccionista con los libros del señor Vidal. Nunca pensé que aquella decisión me saldría tan cara”, contó entre lágrimas Javier R.

Al parecer, al principio recibía unos dos o tres libros de Vidal e iba haciéndoles sitio en una estantería. “Al poco tiempo, aquello fue a más y tenía el salón totalmente ocupado y sólo podía entrar andando de lado. Aquello parecía “La casa tomada” de Cortázar”, aseguró Javier que, a pesar de estar sufriendo una situación límite, no ha perdido las ganas de ser insufriblemente pedante.

El ritmo de recepción de los libros se ha ido incrementando a tal ritmo que Javier no ha tenido más remedio que buscar un segundo empleo como vigilante nocturno para poder hacer frente a los pagos.

“Nunca pensé que este señor hubiera escrito tantas novelas, ensayos y artículos de opinión. Pero lo peor es que este tipo saca un libro cada rato sin cortarse un pelo. Esto es kafkiano”, comentó con resentimiento.

La situación ha llegado a tal punto que el pasado jueves, Javier decidió abandonar su casa tras haber quedado atrapado tras una avalancha de libros. Según sus propias palabras, “Casi me abro la cabeza con “El camino hacia la cultura”; menos mal que era la edición de bolsillo”.

Javier ha realizado un llamamiento a César Vidal: “No puedo aguantar más esta situación, en los últimos días recibo un libro cada treinta minutos. Sólo le pido a este señor que, por favor, pare un poco, que es más seguido que un pasodoble”.

El sr. Vidal asegura que tiene previsto seguir con su frenesí creador. “Desde que he descubierto el google, la wikipedia, la letra Arial 14 y el copia-pega, pienso llegar a escribir un libro cada quince minutos”.


lunes, 30 de enero de 2012

DREAM A LITTLE DREAM OF ME (by @cocositama & @guitarcafe )

Me gusta mucho intercambiar relatos, guiones e ideas locas con mis amigos. Últimamente hago esto mucho con Leo, una chica que es increíblemente creativa e imaginativa. Además, es madre, con lo que también cae algún consejo sobre cómo lidiar con los pequeños. En las últimas semanas nos hemos pasado un montón de material, en una especie de subidón cultureta que me está encantando. ¡Soy muy fan!
Con la cara adecuada, ni siquiera esta pegatina resta autoridad

Hace una semana, Leo, que fue actriz y presentadora de TV en su Ecuador natal, me mandó una versión a capela de “Dream a Little dream of me”. Decir que casi me caigo de espaldas es quedarse corto. Qué voz tiene esta chica, dios mío. 

Y entonces me acordé de Henry, uno de mis primeros amigos de Twitter y un guitarrista extraordinario, con un bagaje alucinante (ha tocado en muchos grupos, es profesor de guitarra y más cosas). Él prefiere resumir su biografía diciendo que se colgó la guitarra para ligar algo y, en vista del poco éxito, se decidió a aprender a tocarla.

Este es Henry, después de bajarse música de internet.

Le mandé a Henry la grabación, a ver lo que podía hacer con ella, sin que Leo lo supiera.

Hace algún tiempo estuve a punto de hacer una canción con él. El caso es que conté en Twitter que yo solía cantar a mi hija un narcocorrido que me había inventado: “Pocoyó era un sicario de la droga”. Empezaba así: “Pocoyó era un sicario de la droga, los Lunnis lo mataron cercaaaaaa de Sinalo-a-a-a-a”. Pasaban cosas, típicas de narcocorridos, como que era capaz de aterrizar una planeadora en 50 metros, que tiraba de gatillo a las primeras de cambio, que tenía muy mal beber y que se enamoraba de la hija del jefe del cártel rival y eso le costaba la vida. Todas las tardes se la cantaba a la pequeña, más para divertirme yo que para otra cosa, y hasta la interpretaba con peluches de Pocoyó y Pato…. ¿Qué pasa? Me aburría mucho entonces. A Henry le hacía mucha gracia la cosa y me dijo que él le pondría música. Al final no me atreví a mandarle el narcocorrido, porque me parecía que el pobre es muy buena persona y no se merecía eso.

En fin, volviendo a la historia de la canción de Leo, a los dos días de enviarle a Henry la grabación, me contestó diciendo que simplemente había metido una guitarra, pero a mí me pareció que era pura magia.  Flipé con el resultado, que podéis escuchar aquí. ¿No es lo mejor que habéis oído en mucho tiempo, amigos?

martes, 24 de enero de 2012

VIDA DE UN CANTAOR FLAMENCO


Manué “El enchufaíto” fue un cantaor que marcó época en la historia de la música. El genial artista, fallecido en 1.988 en una discusión sobre quién tenía la prioridad en un cruce de la carretera de Orihuela, es hoy día admirado hasta lo inverosímil; incluso existe una secta que lo considera la reencarnación de Rabidanan Rasmadionasioputri, el Lama de los Calcetines Blancos.

Manué nació en Jerez en 1.939, en el seno de una familia flamenca, los Winderberg de Montijo y Seisdedos de la Mata de toda la vida, en una tangente a la Calle Mayor y en el coseno de la tradición más ortodoxa.

Su padre y sus veintisiete hermanos se dedicaban a este arte con auténtica pasión mientras que él, en su tierna infancia, no se mostraba muy interesado en el cante jondo y siempre ocultó a su familia su verdadera vocación, la ingeniería electrónica de circuitos.

A los dieciocho años con la excusa de formar parte de un tablao flamenco para turistas japoneses marchó a Madrid, donde completó sus estudios superiores. Con el título de ingeniero electrónico escondido en el doble fondo de una maleta de cartón-piedra, regresó a Jerez, cinco años después. Curiosamente, fue dos días antes de regresar a su tierra, la capital gaditana y mundial de la bulería, cuando Manué se aficionó en serio al flamenco.

Hallábase el protagonista de nuestra historia en una exposición de vídeo-artistas en la Galería de Arte Viuda de Gutiérrez Osuna e hijos, cuando descubrió una pequeña pieza, obra de Juan Pérez, seudónimo de Vicent Rosenthansön, que le tocó la fibra sensible. Sobre una bandeja de plexiglás se exhibía una televisión, coronada por una sirena de la policía, que proyectaba la imagen de un taxidermista sin brazos ni piernas haciendo juegos malabares con treinta pelotas de baloncesto, mientras sonaba de fondo “Vals flamenco y olé”, del compositor sueco Isak Nobel.

Quedó tan conmovido por la obra - titulada “El descubrimiento del arte lucrativo-experimental, ¿Cuándo se come aquí?”- que decidió renunciar a ejercer su carrera y emplear todos sus esfuerzos a convertirse en un cantaor como Dios manda. A pesar de abandonar la ingeniería, la influencia de la electrónica en su obra es algo que nadie discute.

Una vez establecido en Jerez y, tras dedicar unos meses a la composición, presenta su primer disco,” Primita mía, que yo te quiero con una intensidad de 380 amperios”, con el que obtuvo un sonoro fracaso. El sector de la crítica denominado purista no veía con buenos ojos esa nueva forma de entender el flamenco.

El año siguiente, después de que cuatro críticos fueran amenazados de muerte y golpeados a traición con molletes de Antequera del día anterior, Manué “El enchufaíto” obtuvo el reconocimiento unánime que merecía.

Su siguiente trabajo, “Soy canastero, acércate al campo magnético de mi amor”, fue récord de ventas en toda España, aunque no hay constancia de nadie escuchara el disco. No obstante, su consagración tuvo lugar en el Festival de Cante de las Minas Antipersonas, donde presentó “Así cantan los gitanos en la ducha”, que se convirtió al instante en un disco de culto. Los aficionados a lo jondo nunca podrán olvidar aquella letrilla que decía:

“Rosa María, no me crees más resistensia, arrímate a mi condensadó que yo te haré bajá tu factó de potensia hasta perdel la rasón.” Ketomatoma.

viernes, 20 de enero de 2012

EL PELUQUERO (THE BARBER)


En mis tiempos de estudiante en Córdoba, hace no mucho, siempre me cortaba el pelo en el mismo sitio. En realidad, la peluquería no era nada del otro jueves, tenía más bien pinta de barbería antigua, pero el peluquero merecía cada visita. Tengo la teoría de que hay que pelarse en un sitio donde se hable de la media veda, las tiradas de zorzales y el fútbol. Cualquier otra opción es una degeneración de las buenas costumbres y una modernez inaceptable.

El caso es que ese peluquero era la quintaesencia del cordobés sieso (que no se me enfade nadie): aburrido, sin gracia alguna y con una sosería que parece ensayada por increíble que era. El tipo se sentía en la obligación de no parar de dar conversación al cliente, al que siempre llamaba por el apellido, no sé muy bien porqué, y al que torturaba con anécdotas que no llegaban a ningún sitio (Ej: “Gonsales, ayé estuve en la playa. Ná, llegamoh, pasamoh er día y p´atrás. Y ahí quedo la cosa”). El remate de “Ahí quedó la cosa” lo repetía constantemente. Ej: “¿Has visto al Madrí? Ganó… Y ahí quedó la cosa.”  Tenía unos nietos aún más sosos que él, de los que siempre estaba contando historias de lo más coñazo.

Yo debía hacer auténticos esfuerzos por no reírme, porque el tipo es de esas personas que son infinitamente graciosas, precisamente por carecer totalmente de sentido del humor. A fuerza de ir cada mes a cortarme el pelo, año tras año, acabé por cogerle cariño y aprendí a imitarle, a juicio de mis amigos también asiduos al local, de una forma muy convincente. Y es que el acento cordobés cerrado es difícil de reproducir sin parecer impostado, sobre todo si no eres de allí.

Aquí podéis escuchar la imitación… No sé si debería traducirlo para los de Despeñaperros para arriba.

lunes, 16 de enero de 2012

ENTREVISTA A QUEQUÉ

Después de las entrevistas a Dani Mateo, Ana Milán, Eva Hache y David Broncano, me faltaba enfrentarme a Quequé para completar el quinteto de lujo del humor español. Quedamos en encontrarnos en una cafetería de un conocido barrio bohemio de Madrid, también frecuentada por otros famosos bohemios como Cuca García de Vinuesa o Agustín Bravo. Quequé, cuyo verdadero nombre me da pereza buscar en Google, se presentó acompañado de un amigo de esos que no sabes si darle la mano o un euro para que no te raye el coche.
Este es Klaus, un videoartista - creador de performances comprometido”, me comentó Quequé. ”Lleva 20 minutos en huelga de hambre porque le han expulsado de la galería de arte donde exponía su obra “Dolor, color, escroto, muerte” por masturbarse subido en un jubilado que se equivocó de sala, pensando que entraba a ver una muestra de acuarelas de motivos navideños… Malditos fascistas”. Cuando le pregunto por qué lo ha traído a la entrevista, Quequé me confiesa que se sentía mal: "Ahí donde le ves, también era directivo de la Sexta, y ahora con la fusión..." Que debía hacer algo por dar a conocer el caso, porque él es ante todo un humorista solidario. "Yo soy ante todo un humorista solidario", fueron sus palabras exactas. "¡Y sensible de cojones!", añadió.

Y es precisamente la impresión que me dio, la de un artista que usa el humor para hacernos reflexionar sobre las injusticias del mundo que nos rodea. Una vez Klaus se hubo despedido, no sin antes arrojar a la cara del camarero una taza de café hirviendo por no ser de comercio justo, comenzamos con la entrevista.

-Quequé, me sorprende esa faceta tuya de artista contestatario. ¿Crees que se puede cambiar el mundo con la sonrisa de un niño, haciendo cosquillas a un anciano o usando hashtags solidarios  como #Un_RT_una_ilusión?  
-Hombre, me sorprende que te sorprenda, conociéndome como me conoces desde el orfanato. Yo es que soy muy de las causas perdidas: soy del Estu, del Atleti, de Salamanca, a veces voto a Izquierda Unida... Aunque también soy realista y en ocasiones me pregunto: "Cuando tú retuiteas algo, el niño con cáncer. ¿cómo lo nota?" Sobre lo que dices de ancianos haciéndole cosquillas a niños a cambio de hash, prefiero no comentar nada. Ese asunto está en manos de mis abogados.

-En alguna ocasión hemos hablado en el blog de la anécdota de la entrevista de Quique San Francisco a Bibi Andersen (Nota: la cosa fue así. En “La Noche de Fuentes”, Quique San Francisco aparentemente se saltó el guión y lo primero que le dijo a Bibi Andersen fue: “Siempre me has parecido una mujer con dos cojones” y ahí acabó la entrevista). ¿Dirías que ese fue el momento televisivo más bizarro que has presenciado? Pepe Colubi contó en Twitter que Los Hermanos Calatrava interpretaron para él, en Canal Sur, una versión de Space Oodity de David Bowie. ¿Podrías compartir alguna anécdota de “tierra trágame” con nosotros?
-Un pequeño matiz: Quique no se saltó el guión. El equipo de guión de La Noche con Fuentes era bastante kamikaze. Imagínate como sería el material que se quedó fuera. Desgraciadamente, a Bibi no le hizo gracia y se marchó. Con dos cojones. Creo que el momentazo de Colubi es insuperable, quizá solo lo supera su otro momentazo con Rocío Jurado. Pero he de decir que yo una vez me vi haciendo un casting para TV con Lucía Lapiedra. Fue un momento complicado, porque yo sólo podía pensar en Pipi.

-Ricky Gervais comentó hace poco que, para él, el límite del humor lo marcan las elecciones personales. Es decir, que está bien reírse de las opciones que uno toma en la vida: política, religión, ideales,… pero no de lo que nos viene (enfermedades, por ejemplo) ¿Estás de acuerdo con esto? ¿No te parece que en Twitter nos pasamos a veces y lo estamos convirtiendo en una red de linchamiento global? Y no digo que Willy Toledo no se lo merezca, cuidao… ¿Quequé?
-Perdona, estaba pensando en Pipi... ¡PIPI! Sí, la reflexión de mi amigo Ricky (nos conocimos haciendo el BUP, allí en Whorthington) muy certera, pero es válida para EEUU y Gran Bretaña. Aquí no se bromea -en público- con ciertas cosas. Quizá por eso me gusta Twitter, porque demuestra que otro tipo de humor es posible, y se hace, y no pasa nada. Unos cuantos unfollows y listo. Y qué decir de Willy Toledo... Políticamente, es un gran actor. Perdona, que tengo que mirar una cosa en el móvil...

En ese momento, Quequé me interrumpe para mirar su muro de Facebook en el móvil. Exclama, entre lágrimas: “Maldita sea, alguien ha vuelto a abandonar una camada de gatos”. Le pido una tila y continuamos con las preguntas cuando consigue reponerse de la impresión.

-Cuando entrevisté a...
-¿Tú no querrás un gato?

-Eh... Soy alérgico. Cuanto entrevisté a...
-Claro. Maldito fascista.

-Cuando lo entrevisté, Broncano me comentó off the record que os planteáis dar un paso más allá en vuestro humor, ser los Pimpinela del cachondeo patrio. Hablaba de dar el salto al hip-hop cómico y hacer un espectáculo musical de dos horas en plan batalla de gallos, donde os dediquéis a poneros a parir el uno al otro, todo improvisado, y con música de Carlos Jean, Violadores del verso y Luis Cobos. ¿Qué puedes avanzarme de este proyecto?
-Si hablamos de Broncano, me gustaría aclarar un dato importante que nos ayude a contextualizar el asunto: es retrasado. Dicho esto, sí es verdad que estamos preparando un espectáculo de rap y comedia. Ya tenemos el título: "Dos raperos muy puteros". Aunque Carlos Jean quiere llamarlo "Plan C". Pero vamos, también es verdad que Broncano todos los días me llama al fijo y me deja mensajes sin sentido completamente borracho, en los que me cuenta que es hijo de Caco Senante. Y me manda WhatsApps, si ser yo nada de eso. Pero en el fundo es culpa mía. Me idolatra.

-Gracias a Twitter me han pasado cosas muy curiosas, como cuando hace un par de semanas contactaron conmigo para que actuara en un bar haciendo un monólogo cachondeístico. Estuve hablando con Raquel Sastre sobre el tema y me aconsejó que no se me ocurriera actuar en público si no lo había ensayado antes mil veces con familiares y amigos, que el público huele el miedo como los dementores. ¿Qué recuerdos tienes de tu primera actuación? ¿Qué puede fallar si uno empieza su actuación imitando a Chiquito o José María Carrascal? 
-En primer lugar, gracias por hacerme buscar "Dementores" en la Wikipedia del móvil y hacer que me sienta muy mayor. En segundo lugar, yo no me fiaría mucho de Raquel: está en busca y captura por un asunto muy feo relacionado con la Gürtel, por no mencionar que es murciana. Y en tercer lugar, efectivamente, el público es tirando a cabrón. Por eso es importante que no noten que estás nervioso, aunque por dentro estés más tenso que el tanga de Falete. De mi primera actuación, recuerdo los nervios y el acojono, algo que he logrado superar con los años. Ahora sólo me entran ganas de prenderle fuego al teatro y salir corriendo con el sobre.

Y no hubo tiempo para más. Al despedirnos, Quequé la advierte la presencia de un señor elegantemente vestido, con un maletín del que asoman billetes. Parecía que claramente se trataba de un banquero. Educadamente le dirige un discurso crítico sobre las causas de la crisis, Leman Brothers, el rescate griego y la Tasa Tobin. Aquel señor se giró sobre sus pasos y con un cortante “Déjeme tranquilo, yo soy el Cobrador del Frac”, zanjó la discusión.

Me despedí de Quequé con un abrazo y deseándole toda la suerte del mundo. Se la merece. Necesitamos más artistas como él. Comprometidos y con ganas de cambiar el mundo. Y no, no quiero un gatito, pesao...