Os cuento las movidas que viví en la última boda en la que estuve. Aunque pueda parecer que exagero, os aseguro que es todo rigurosamente cierto. Lo resumo mucho porque tengo una resaca que no me la merezco de buena que es y no tengo ganas de escribir mucho.
Miss Dinamarca Boller: Dos amigas de la novia, que eran pareja, y muy guapas, se tomaron unas copas y dieron cuatro besos en la pista de baile. Una chica que conozco, que también iba cocida, se pone de repente a llorar. "Oye, qué te pasa?". "Nada, que he visto a estas dos dándose un beso y creo que me ha puesto cachonda y me parece que soy lesbiana." Con las copas le suelta eso mismo al novio, que se va de la boda totalmente desconcertado. Éxtasis estético boller con dos bellezones tipo Miss Dinamarca. Muy bonito todo.
No voy a poner fotos del momento, pero os dejo un beso de Katy Perry con una amiga para que os hagáis una idea del efecto….. ¡¡¡Aaaay, Katy Perry, si voy con lo que te doy!!!
El marichalazo: Casi al final de la boda, un tipo que estaba junto a mí, se cae redondo. Pega con la cara contra el suelo y su cabeza rebota. Se forma un charco de sangre y el tío no reacciona. El novio lo levanta del suelo y se llena la corbata y el chaqué de sangre. Todo pasa en apenas quince segundos. Parece que al tipo le sale sangre por el oído y no responde a estímulos. Yo observaba la escena sin sentir nada (creo que tengo algo de psicópata o algo), como si fuera una película. Pensé que le había dado un marichalazo y se había muerto. Pero no fue así. Era un desmayo etílico y el tipo volvió en sí a los pocos segundos. Lo único que tenía era el labio roto. Se fue al hospital, le cosieron el labio y volvió a la boda para tomarse la última, eso sí bebiendo por el lado, con los morros como Carmen de Mairena y tres puntos recién cogidos.
Marichalazo. Dramatización
Catherine, oh, Catherine: En todas las bodas hay unas primas de Zaragoza, que se maquillan a pistola y que vienen a darlo todo. Normalmente se acaban zumbando a un compañero de trabajo del novio o algo así. Es una ley no escrita. Pasa igual con las peleas de novios, en todas las bodas hay una y normalmente se trata de gente que está en la boda de rebote. Aquí también hubo y, después de una bronca monumental en el aparcamiento, el chico se fue a tomar copas como si no hubiera un mañana y ella se quedó bajo la lluvia con cara pensativa mirando al horizonte, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. El vestido a por tabaco, porque llovió un montón, pero siempre recordará, como buena dramaqueen, aquella escena cumbreborrascósica como un momento único en su relación. Algo que siempre podrá echarle en cara a su chico. El reproche comodín, como lo llaman los especialistas.
Voy a pillar una pulmonía, pero ¿y lo bonito que me ha quedao?
Continuará